domingo, 26 de marzo de 2017

Ruta de pintxos por San Sebastián

Creo que no exagero en absoluto al decir que San Sebastián es una de las grandes capitales gastronómicas del mundo. Es una ciudad que me encanta visitar y he estado unas cinco veces en la última década. Las últimas veces ha sido por trabajo, pero incluso así siempre hay tiempo para tomar unos pintxos. En esta entrada os resumo algunos de mis bares favoritos y la tapa recomendada en cada uno.

Todos tenemos la imagen mental de la taberna vasca donde uno se sirve los pintxos que desea y al final le cobran a partir de palillos, pero por lo que he visto esa modalidad se lleva poco en Donostia y es mucho mas habitual pedir pintxos calientes al camarero y que los encargue a la cocina. Los locales  van a muchos bares y se toman solamente una cosa en cada sitio, por lo que suelen pedir cortos de vino (potes) y de cerveza (zuritos) por el bien de su hígado. Para los abstemios, también venden cortos de mosto ("mostos pequeños"). Ir de pintxos en esta ciudad no es barato, pero no es mucho más caro que en otras ciudades como Zaragoza (50 céntimos el mosto pequeño de San Sebastián, 2 euros el mosto normal, porque no hay pequeño, en Zaragoza).

La ruta empieza en el barrio de Gros, al otro lado del río Urumea. Es una zona con muchos bares pero mucho menos turística que el casco histórico, por lo que los precios son bastante más baratos y el ambiente más auténtico. De hecho, los jueves hay un "pintxo-pote", donde por un precio reducido (2 euros) te dan bebida y pintxo. Eso sí, el ambiente es demasiado destroyer para mí, las calles parecen más un macrobotellón que otra cosa (nada que ver, por ejemplo, con el juepintxo de Zaragoza, de ambiente joven pero no tanto).

Comenzamos con el bar Zabaleta (), cuna de una de las mejores tortillas de patata de la ciudad y por tanto del mundo. A mí personalmente me gustan un poco menos jugosas, pero igualmente me quito el sombrero ante el resultado. Además, genial de precio: zurito y pintxo de tortilla por 3 euros. Imprescindible.


No demasiado lejos queda el Urtxuri bi (), cuya especialidad son los pinchos de bacalao. Probamos uno al pil al pil y otro con pasas y piñones. Muy buenos pero precio ya alrededor de 5 euros con bebida.


Siguiendo en el mismo barrio, tenemos el Ezkurra (½), donde se encuentra la ensaladilla rusa más famosa de la ciudad, venden incluso fiambreras para llevar. Está buena pero debo decir que no es la mejor que he probado. Además, servida sobre una base de pan se hace muy difícil de comer.


La ruta continúa en la parte vieja o, como dicen los autóctonos, "lo viejo". Los bares del barrio están llenos de clientes llegados de todas partes del mundo, sobre todo de Francia, pero también hay muchos donostiarras. Empezamos en la calle Fermín Calbetón, donde en pocos metros cuadrados hay muchos lugares que valen la pena. Empezando por el extremo más cercano al mercado, encontramos el Goiz Argi (). Es famoso por su brocheta de gambas con una salsa de vinagreta por encima. Recomendable.


Si tuviera que recomendar un bar entre todos, probablemente me quedaría con el Sport (), prácticamente al lado del anterior. Tienen un montón de pintxos interesantes entre los cuales el más famoso, y con motivo, es el foie a la plantxa, pero otros como el txipirón relleno de txangurro no desmerecen.


Para completar la trilogía, en la puerta (siempre abierta, como es habitual en Euskadi) de al lado está Borda Berri (). Bajo el eslogan de "aquí se guisa" ofrecen muy interesantes pintxos, casi todos ellos preparados al momento en la cocina. Mi favorito es un sublime risotto al Idiazábal, pero el arroz bomba con txipirón, la oreja de cerdo con romesco, el pulpo con membrillo o el magret de pato también merecen una mención especial.


Bastante más lejos ya, junto a la iglesia de Santa María, está el Sirimiri (½). Se especializan en tapas más "de autor", más creativas y más caras. Muy bueno el pan bao con pato y pepino encurtido. En otra ocasión probé otros pintxos estupendos que esta vez no encontré en la carta (como el ajoblanco con sardina), así que parece que la van rotando para aprovechar los productos de temporada.

 

Para terminar, nada como tomarse el postre en La Viña (). Aunque tienen pintxos salados como cualquier otro bar del barrio, su fama se la debe a una deliciosa tarta de queso. Puedes acompañarla de un café si consigues hacerte un hueco en la barra. Es una tarta clásica sin confituras y, aunque esa ausencia le duele a un amante de las frutas del bosque, está realmente impresionante.


Pues nada, esperemos que los probéis y que nos contéis vuestra opinión.

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